Pastel de calabaza y naranja

marzo 10, 2024
Hace dos recetas, te contaba la filfa publicada en 1835 por el New York Sun donde se afirmaba que un astrónomo inglés había descubierto vida en la Luna a través de su telescopio. Así, a cara perro, había avistado unicornios y pájaros humanos viviendo tan plácidamente en la superficie lunar. Uno puede pensar, así sin contexto, que vaya naranjas tenían los del Sun pero -y no es por quitarle calabaza al asunto- hay que tener en cuenta que el siglo estaba siendo un poco de locura con la revolución industrial y los descubrimientos e inventos corrían tanto como la imaginación de nuestros antepasados.

Y es que los telescopios cada día enfocaban más en fino y eso hizo que mucha gente se viniera muy arriba con lo de la vida extraterrestre, inteligente o no, porque la evidencia científica no es que estuviera muy de moda. De hecho, científico y académico podía ser casi cualquiera.

Como Percival Lowell, astrónomo estadounidense que comenzó su andadura como aficionado al tema pero se enteró de alguna que otra cosita, se construyó un observatorio en Flagstaff, Arizona -imagino que el tipo tendría una pasta gansa- y dedicó su vida a alimentar la idea de la existencia de vida inteligente en Marte. Y como siempre, esto no se lo sacó de la chistera; el Mr. Lowell creía tener pruebas científicas que acreditaban irrefutablemente su teoría. 
Resulta que un tal Prieto A. Secchi, vio unas manchas a modo de líneas oscuras que surcaban la superficie del planeta rojo. Las llamó canali y especuló un poquillo con su procedencia. Luego vino otro italiano -Giovanni V. Schiaparelli- que también flipó lo suyo con las líneas marcianas y sus artículos tuvieron bastante repercusión internacional, hasta tal punto que sus artículos se tradujeron al inglés. Y aquí es cuando se lía parda porque el traductor, en vez de traducir los canali como channels -canales o surcos naturales- el tipo dijo que eran canals -canales, tubos o conductos artificiales- y a Mr. Lowell  le entró la fiebre marciana en las venas.

Se construyó el observatorio y se dedicó a ir dando detalles de esos complejos canales que trasportaban el agua del deshielo de los casquetes polares a las zonas más ecuatoriales del planeta. Y si esos canales existían, tenía que haber -por fuerza- una civilización requete inteligente detrás. Claro, los científicos no le hicieron ni caso, pero el tipo tuvo a bien escribir un par de libros sobre sus "descubrimientos" y la gente lo flipó en colores. Tanto, que contagió su fiebre extraterrestre entre el público y de aquí a los avistamientos OVNIS se necesitaron solo un par de telediarios.

Este señor, también se aventuró a predecir la existencia de un noveno planeta más allá de Neptuno, basada en su influencia gravitatoria sobre Urano pero en esta ocasión acertó de casualidad porque nada de lo que argumentó tenía base científica que lo justificara. Eso sí, Plutón fue descubierto desde el observatorio que él construyó. 

Y que ¿qué paso con los canali y los marcianos? Pues nada. Ya se sabe que solo eran sombras y para más inri las sondas Viking han dejado bien mascaito que no existe vida en Marte ni siquiera en estado elemental. 

Ingredientes:
  • 3 huevos
  • 150gr. de azúcar
  • 300gr. de calabaza
  • 1/4 de naranja con su cascara
  • el zumo de 2 naranjas
  • 1 chupito de ron o licor de naranja
  • 50ml. de aceite suave
  • 200gr. de harina
  • 50gr. de maicena
  • Polvos de hornear (yo he usado crémor tártaro)
  • Cobertura: 1/3 parte de yogur, 1/3 parte de queso crema y 1/3 parte de azúcar. Puedes ponerle un poco de vainilla y adornar con trozos de naranja confitada.

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 160-170ºC dependiendo del horno.
  2. Pon a licuar, el zumo, la calabaza y el trozo de naranja.
  3. Bate los huevos con el azúcar hasta que tengan la consistencia cremosa. añade después el aceite, el ron y el licuado de calabaza.
  4. Añade las harinas y los polvos de hornear. Hornea entre 40-45 min. dependiendo del tamaño del molde.
  5. Una vez enfriado, mezcla con las varillas los ingredientes de la cobertura.



Fideos chinos con carne y salsa housin

marzo 06, 2024
nefelibata
Formación culta del gr. νεφέλη nephélē 'nube' y -βάτης -bátēs 'que anda', y este der. de βαίνειν baínein 'andar1'.

1. adj. Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad. U. t. c. s.
Yo quiero ser nefelibata para siempre. Tal cual, en plan vocacional. Quiero salir de esta porquería de mundo porque ya no puedo con más miserias. Ya no me cabe más dolor ajeno en el cuerpo. Ya no puedo con más niños muertos ni en Palestina ni en pateras ni en Ucrania ni en el resto de este maldito mundo especialista en joderse y matarse a sí mismo. Ya no puedo con más inmoralidad política, de unos y de otros porque no se libra ni el apuntador. 
A mí me que laven el cerebro, que me lo llenen de agua, sopa o de coca-cola. O de lo que sea, pero que me quede nefelibata para siempre. Me da igual de qué me tachen, me critiquen o me censuren. Me da igual siempre que no tenga que sufrir tanta infamia. Judíos masacrando palestinos mientras el resto de los musulmanes sueñan con la oportunidad de masacrarlos a ellos y mientras, el Papa llamando al desarme mundial.... ¡ahora! después de décadas y décadas creando armas y artefactos para matar más y mejor por menos dinero. Pero como hay que decir algo pues venga, vamos a tomar el pelo un poquito más, ahora que todo vale y cualquiera desde cualquier atril puede soltar lo que le venga en gana. Pero de obrar bien, ni de coña. 

Pues mira, antes de tomar partido y justificar este despropósito de mundo, me vuelvo asocial y nefelibata, como una loca perturbada que no atiende a más razón. Quiero que me dejen soñar en paz y a la realidad, sino va a ser capaz de dejar de matar, pues que le den. Que a mí me tiene hasta el papo. Tenía que decirlo y lo he dicho. 

Ingredientes:
  • 500gr. de carne picada
  • 2 dientes de ajo machacados
  • Salsa housin
  • Vinagre de arroz
  • 1 zanahoria rallada
  • 1/2 puerro picado
  • 1 cebolleta mediana picada
  • 1/2 pimiento picado
  • Un puñado de espinacas picadas
  • 1/2 cda. de maicena
  • Salsa de soja
  • Salsa de ostras

Preparación:
  1. En un wok o sartén profunda, fríe la carne picada con los ajos machacados en un poco de aceite vegetal. Añade la salsa housin y un pequeño chorrito de vinagre de arroz. Retira del fuego y reserva.
  2. Pon a cocer los fideos chinos.
  3. En el mismo wok, saltea la verdura con un poco de salsa de soja (añade al final las espinacas que necesitan menos tiempo). Añade después la salsa de ostras y la maicena disuelta en un poco de agua fría. 
  4. Rehoga brevemente, añade un poco del agua de cocer la pasta para que haga un poquito de salsa y añade, por último, los fideos. Sirve inmediatamente y disfruta.

Bolitas de queso quark o Quarkbällchen

marzo 02, 2024
filfa 
1. f. coloq. Mentira, engaño, noticia falsa.

Sin.:
mentira, patraña, trola, cuento, bulo, engañifa, bola.
Mira tú, que teniendo una palabra tan bonita nos hemos quedado con el término inglés fake que hoy lo tenemos requete gastado aunque la verdad sea dicha, filfas ha habido y habrá por los siglos de los siglos.

Por ejemplo, en 1835 el New York Sun se inventó por la patilla,  que un astrónomo inglés había descubierto vida en la Luna, no te lo pierdas, a través de su telescopio. Había avistado unicornios y pájaros humanos y para cuando se pudo desmentir la fantasía muchos periódicos ya se habían hecho eco de la “noticia del siglo”.

Otro capítulo en esta onda, estalló el 10 de noviembre de 1906 cuando la prensa francesa publicó que la Dama de Elche había sido robada del Museo del Louvre de París. No, no lo fue pero sí que hubo robo y aunque no te lo creas Picasso estuvo involucrado hasta las trancas. Pero deja que ordene un poco esta historia digna del mejor vodevil.

Como ya sabrás, la Dama de Elche la descubrió un labriego, se la quedó el dueño de las tierras y se la vendió a los franceses. La tuvieron expuesta en el Louvre donde crearon una sala de arte ibérico -en 1904- con unas 50 piezas más que habían comprado de la misma guisa. Bueno, pues para cuando se dio la noticia del robo, en esa sala los bustos ya habían menguado considerablemente. Cuentan las malas lenguas que alrededor de 30 piezas habían desaparecido poco a poco... sin más. En dos años, se habían largado a la francesa. 

Por lo que sea, pensaron que en este último robo la Dama birlada había sido ella pero no. Habían desaparecido dos bustos, uno femenino y otro masculino, y bueno, hubo un poco de escándalo por las grietas de seguridad del museo pero la cosa no fue a más.  
Y aquí comienza la comedia. Picasso tenía un amiguete -Apollinaire- que tenía por secretario a un chorizo de mucho cuidado. El tipo se había aficionado a burlar la pésima seguridad del Louvre, y tal era su confianza, que una vez le dijo a su novia:  “ Oye, Marie, me voy al Louvre esta tarde. ¿Quieres que te traiga algo?" Y una tarde de esas se hizo con los bustos y hala, con ellos que se fue.

En esos días, Picasso andaba absorto con sus "Señoritas de Avignon" y cuando su amigo Apollinaire se presentó en el taller con el secretario y los bustos, los ojos le hicieron chiribitas. ¿Cuánto pides? ¿Cuánto me das? 50 francos. Son tuyas. Y tan emocionado estaba, que estas esculturas le sirvieron de inspiración para su experimento vanguardista que ya sabemos todos en lo que terminó: el cubismo.

No sé si fue él mismo o la novieta de aquella época, quién dijo que guardaba las esculturas en el cajón de los calcetines. Sea como fuese, allí las tuvo hasta.... ¡Ay ya yaiii! el robo de La Gioconda que vino a ponerlo todo patas arriba. Aquí el escándalo fue mayúsculo, el museo a la altura del betún y la policía francesa buscando pistas hasta debajo de las piedras. Tanto, que llamaron al secretario a declarar porque ya sabían de su fama - y tampoco ayudó que concediera una entrevista a la prensa presumiendo de chorizo-.

Y aquí Picasso y el amigo te hicieron popó encima. Según la novieta, Picasso temblaba como un flan y con los nervios desquiciados le dijo al Apollinaire: si caigo yo, caes tú así que vamos a ver como nos deshacemos de los caretos. Se les ocurrió tirarlos al Sena pero cuando se disponían a ello, tan asustados estaban, que veían policías y gente que les seguía por todos lados. Volvieron a hacerse popó y regresaron con las esculturas por donde habían venido. Al final el Apollinaire quiso venderlas y ahí fue donde la policía se les echó encima. Por cagones.

Pillan al Apollinaire primero. Algo canta en el interrogatorio y van a por Picasso. Hacen un tête-à-tête y Pablito con un par dice "Nunca he visto a este hombre". En fin, que a la policía solo le interesaba recuperar La Gioconda, porque total, bustos ibéricos había muchos más y Giocondas solo una. Los dejaron en libertad, la amistad se fue al garete y vivieron durante un tiempo con los machos en la garganta temiendo que la policía, a falta de un autor material, se les echara a la chepa en cualquier momento. 

Dos años después, cazan al ladrón: un tal Vincenzo Peruggia, antiguo trabajador del Louvre que se había llevado el cuadro por sus bemoles bajo su bata blanca -el uniforme de los empleados- alegó que lo hizo porque la Mona Lisa debía regresar a Italia que es de donde nunca debió haber salido. Fue juzgado y condenado a... ¡Cha-chán! un año de cárcel, como lo oyes.

¿Y Picasso? Pues se hizo famoso y pelillos a la mar. Hay quién a día de hoy niega la mayor y se escuda en que no estuvo demostrada su implicación aunque la novieta lo largara al detalle e incluso él mismo, quien hizo alusión a este suceso en más de una ocasión. Pero total, la dama no era la de Elche, el Louvre era el chocho de la Bernarda y el padre del cubismo no queda bonito de mangante. Así es la vida querido lector, pura filfa, como mis bolitas Quarkbällchen que para no freírlas como es lo suyo, las horneo y tirando millas con la conciencia tranquila.

Ingredientes:
  • 350gr. de harina repostera
  • 2 huevos XL
  • 250gr. de queso quark
  • 50gr. de azúcar
  • 30gr. de mantequilla blanda
  • vainilla
  • ralladura de limón
  • polvos de hornear
  • Un poco de mantequilla derretida para cepillar las bolitas
  • Un bol con azúcar, azúcar avainilla y una pizca de canela para rebozar

Preparación:
  1. Precalienta el horno a 170ºC.
  2. Pon todos los ingredientes en un bol, y haz una masa con ayuda de las varillas eléctricas o un procesador.
  3. Haz bolitas de unos 30gr. y cuida que no queden grietas para que no se habrán en el horno. La masa tiene que estar un poco pegajosa así que enharina una chispa las bolas para poder trabajarlas.
  4. Hornea entre 20-30 min. hasta que veas que han cogido un poquito de color dorado.
  5. Pincela en caliente cada bola con mantequilla derretida y la pasas por la mezcla de azúcar. 


Ensalada de frijoles con aliño al chipotle

febrero 26, 2024
Hoy vengo con un culebrón que parecería de chiste sino fuera por su trágico final porque lo cierto es que no hay guionista en este planeta capaz de idear una pifia más grande. Estamos a mitad del s. XIX y a Fernando Maximiliano José María de Habsburgo y Lorena -Maxi a partir de ahora para no extendernos- hermano menor del emperador de Austria Francisco José I -el Jose, marido de la Sisi- se le ofrece ser emperador de México. 

Él ya era Príncipe de varias cosas y Virrey de Lombardía y Venecia, con un casoplón en Trieste que les había costado un riñón y parte de otro a él y a su consorte Carlota -hija del rey Leopoldo I de Bélgica-  quién, todo sea dicho, no tenía la cabeza muy bien del todo pero como era tan bonita, regia, joven e inocente pues nadie vió venir la que se avecinaba. 

Como digo, la parejita era requete ideal, dicen que se casaron enamorados porque los dos eran muy guapetones pero pronto la Carlota descubrió que se había desposado con un mujeriego y el Maxi por su parte, que su esposa perdía aceite y se le iba la cabeza de lado a lado con demasiada frecuencia. Lo que si tenían en común era la ambición y el gusto por llevar una vida de reyes y, como eso cuesta mucha pasta, se cuenta que no iban todo lo holgados que ellos querrían. Así que la propuesta les encantó... pero, a ver, esto hay que meterlo en contexto porque si no, no se entiende.

Napoleón III heredó, entre otras cosas, la obsesión por tener un imperio trasatlántico al puro estilo inglés pero, por lo que sea, las flotas francesas desde hacía ya mucho tiempo no cuajaban como tenían que cuajar, así que pensó que si conquistaba México, tendría una plaza estratégica de p. m. para disputarse el comercio Iberoamericano con los estates de Norteamérica y los ingleses, que se tiraron como lobos ahora que la América latina se independizaba de los españoles. 

Como en México el clero y los conservadores estaban muy ofendidos porque el gobierno de Juárez les estaba quitando sus privilegios y posesiones, se confabularon con el francés para legitimar esta intervención imperialista y era más fácil hacerlo con un emperador que nada tuviera que ver con el Napoleón porque sino la cosa iba a sonar a lo que realmente era: una invasión.
Además, el papi de la Carlota era muy rico -el más rico en Europa- así que con el apoyo militar del gabacho y los cuartos del papaito, hicieron las maletas y pusieron rumbo a México desoyendo los consejos de los muchos que les decían "pero a dónde vais almas de cántaro".

El desembarco fue desolador: nadie les esperaba y allá estaban ellos con las tropas del tercero y poco más. En Ciudad de México sí montaron algo de paripé pero la Carlota quedó horrorizada; ella, que siempre se había movido exclusivamente por casas reales entre la flor y nata de sangre azul, allá estaba rodeada de plebeyos y burgueses de medio pelo que no sabían de la misa la media. Y el pueblo, hambriento y herido de muerte entre tanta guerra de independencia y los muchísimos levantamientos y conflictos que acontecían día sí y día también, estaba hasta el chipotle de que les faltaran los frijoles, porque qué menos se puede pedir sino un techo, comida y algo de paz donde levantar un país tan roto y desquiciado. 

Es verdad que Maxi sintió esa necesidad de prosperidad entre los mexicanos y, en lugar de cumplir con su premisa de gratificar a los conservadores y a la iglesia, le dio por mover reformas de carácter liberal como abolir el trabajo a menores, suspender deudas a los campesinos, suprimir las tiendas de raya y mejorar las condiciones de los indígenas sobre todo en las haciendas que vivían como esclavos. Esto enfadó mucho y encima el francés que estaba de problemas hasta el gorro, no solo no le mandaba tropas suficientes sino que encima se las quitaba y el papaito rico en sus trece: dinero vale pero tropas, ni hablar del peluquín. 

A Juárez tampoco nadie le bajó del burro; el emperador era un imperialista títere del invasor y México tenía que volver a ser una república costase lo que costase. Y costó lo suyo; sus tropas había que alimentarlas y a su paso, los comerciantes subían los precios para sacarle más réditos a la reconquista. 

La Carlota, en cuanto se pusieron feas las cosas cogió un barco y se volvió a Europa, donde mendigaba por las cortes ayuda militar para su esposo mientras perdía cada día más la cabeza asegurando que todos los reinantes -y hasta el Papa- la querían envenenar. 

Y al Maxi, al pobre, lo apresaron y fusilaron algo que se venía venir y de hecho, en un momento dado pidió permiso a su hermano, el del Imperio Austrohúngaro, para regresar a Viena pero su madre, la Sofía de Baviera que era una arpía de armas tomar, le contestó diciendo que nones, que un Habsburgo no abdicaba jamás, que se agarrara bien los machos y que dios repartiera suerte. 

Y de esta pifia nadie salió ganando. Carlota demente, Maximiliano fiambre, Juarez con dos hijos menos y los mexicanos, más hambrientos y desolados que nunca. Y encima, la república sin un peso a cuenta de los terratenientes y hacendados que hicieron, como viene siendo normal en el mundo entero, su agosto a costa de encarecer los víveres. Qué pena todo.


Ingredientes:
  • 1 lata de frijoles (negros o rojos)
  • 1 cebolleta con su tallo
  • tomate a tu gusto
  • maíz a tu gusto
  • pimiento rojo a tu gusto
  • Queso fresco, aguacate... lo que te apetezca

Para el aliño:
  • 1 chile chipotle adobado
  • 1 diente de ajo
  • vinagre de vino a tu gusto
  • zumo de medio limón
  • 1 cdita. de sirope de agave o miel
  • 1 cdita. de orégano
  • 1/2 cdita. de comino
  • un chorro de aceite de oliva
  • sal y pimienta
  • hierbas frescas (cilantro, perejil, cebollino...)

Preparación:
  1. Licua o tritura todos los ingredientes del aliño juntos y los dejas marinar un par de horas. Puedes colarlo para que quede más fino.
  2. Pon en un bol los frijoles  y los ingredientes de la ensalada cortados en trocitos pequeños.
  3. Aliña la ensalada y sírvela con hierbas frescas picadas en fino.

Albóndigas en salsa de champiñones con pasta

febrero 22, 2024
prejuicio 
Del lat. praeiudicium 'juicio previo', 'decisión prematura'.

1. m. Acción y efecto de prejuzgar.
2. m. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.

He dudado mucho si la definición de este post debía ser miedo o prejuicio porque parece que el uno no existe sin el otro. EL miedo se incuba y carcome por dentro y el prejuicio es el vómito del primero maquillado de discurso más o menos creíble. Los prejuicios nos nacen pero también los heredamos porque somos animales sociales y aprendemos de nuestra manada. Es por esto que se arraigan tanto y son tan difíciles de combatir porque se visten de argumentos facilones que nos permiten atajar los miedos. 

Pero claro, es un camino impulsado por la intuición, no por la racionalizad que necesita de conocimiento para poder alumbrarnos. Y es que, si lo piensas un poco, los prejuicios propios y ajenos, nacen del desconocimiento: a la muerte, a un extraño, a alguien diferente... y es que el ser humano, por lo que sea, está mentalmente acelerado a nivel evolutivo pero nuestro código genético no puede seguirle el ritmo.
He leído que cuando nos bajamos del árbol, nos movíamos en pequeñas manadas que fueron creciendo poco a poco en función de las necesidades: cazar, recolectar, defenderse, guerrear, atacar y el resto ya lo sabes. El caso es que parece que nuestro consciente aún no está preparado para asimilar hasta donde hemos llegado como sociedad y aunque parezca mentira, nos desenvolvemos mal en comunidades mayores de 150 individuos -lo dijo el Profesor Dunbar y desde entonces se conoce ésto como el número Dunbar- y por eso las sociedades actuales son tan agresivas porque nuestro cerebro no gestiona bien tanta densidad de almas y a efectos psicoemocionales, nos sentimos indefensos, amenazados: experimentamos prejuicios porque en el fondo estamos aterrorizados de los desconocidos. 

Y con razón, ya que hay colectivos que piensan que más de la mitad de la humanidad sobra: los de otras razas, otras religiones, otros idiomas, otros sexos, gays, heteros, pobres, ricos, pro o anti cebollistas en la tortilla de patata y un largo etcétera que abruma solo de pensarlo. Todos ellos, sufren del mismo mal; de prejuicios que alimentan incansablemente con bazofia hasta que sus afines desenchufan el cerebro y sienten de forma más o menos inconsciente, que si "esos" desaparecieran, ellos vivirían mejor, sin miedos y en paz. Y de aquí a una fosa común hay dos pasos.

“¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.” Albert Einstein.
“Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio.” Leonardo Da Vinci.
“En Long Beach todo depende de que pinta tengas, si eres latino o asiático o negro pueden acribillarte en cuanto sales a la calle.” Película Diarios de la calle.


Ingredientes para 4 personas:
Para las albóndigas:
  • 350gr. de carne picada
  • sal y pimienta
  • 1 rebanada de pan mojada en leche
  • 1 cda. de cebolla frita
  • 1 huevo
  • 1 chorro de salda Worcestershire
  • Un poco de mostaza
  • harina para rebozar y aceite para freír las albóndigas
Para la salsa:
  • 350gr. de champiñones
  • 1/2 cebolla
  • 1-2 dientes de ajo
  • caldo concentrado de carne
  • algo de agua (puede ser de cocer la pasta)
  • 1/2 vaso de vino
  • 1 chorro de salda Worcestershire
  • 250ml. de nata líquida
  • algo de aceite (de freír las albóndigas) para saltear los champis
  • Queso cheddar rallado (o manchego, goudda...)
  • Pasta a tu gusto cocida en abundante agua con sal

Preparación:
  1. Pon todos los ingredientes de las albóndigas en un bol y los mezclas bien. Haz bolitas del mismo tamaño y las enharinas. Fríe en aceite.
  2. En una sartén con un poquito del aceite de las albóndigas, sofríe el ajo y la cebolla picada y saltea los champiñones.
  3. Añade el concentrado de carne, la salsa worcester, la mostaza y el vino. Lo rehogas un poco y añades la nata líquida y un poquito de agua (puede ser del cocer la pasta) para que cunda más la salsa y un poco más suave.
  4. Finalmente, añades el queso y esperas a que se derrita. Si ves que la salsa queda muy espesa, le añades un poco más de nata. Si, por el contrario, queda algo líquida, puedes ponerle un poquito de queso fresco tipo Philadephia.
  5. Paralelamente, cuece la pasta que más te guste. Emplata la pasta colada con la salsa y las albóndigas por encima.

Bambas de nata

febrero 18, 2024
soledad 
Del lat. solĭtas, -ātis.

1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada.
3. f. Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo.
4. f. soleá.

Hace  más de 10 años que este blog de recetas empalabradas, toqueteó la definición de amistad y cinco años más tarde, tristeza. Acudo a ellas porque creo que tienen una importancia vital si hablamos de soledad. Y es que los amigos nos sacan y nos sumergen en soledades, a veces por bemoles y otras de puro sin querer, porque al fin y al cabo somos seres sociales con hábitos y necesidades muy complicadas, las cuales se nos escapan de las manos con frecuencia. 

De hecho, hay estudios que dicen que necesitamos de un número más o menos estable de amigos y que cuando llega uno nuevo, damos de lado a otro menos necesario en ese momento. También dicen que solemos reemplazar hasta la mitad de nuestras amistades cada cinco o siete años. Y lo que es más espantoso: hay investigaciones que demuestran -o eso cuentan- que solo la mitad de nuestras amistades son mutuas. Vaya, que solo la mitad de los que tenemos por amigos-amigos sienten lo mismo por nosotros. 

Con este panorama, ¿qué puede salir mal? 
Así que terminamos diciendo eso de mejor solo que mal acompañado y nos sumergimos en soledades para sobrellevar mejor los palos. Pero como un clavo saca a otro, ya vendrá un amigo -esperado o no-, nos sacará la astilla y pelillos a la mar. Adiós tristeza. Viva la amistad. ¿Fin de la soledad? Ni hablar, olvídate.

Porque la soledad no es tan lineal como la pintan. El problema radica en el hecho de que las personas tenemos una relación muy atípica aunque necesaria con ella. Nacemos y morimos solos. Eso marca. Necesitamos del reposo y aislamiento, a veces para escabullirnos ante el desafío de los convencionalismos sociales que nos abruman y agotan con frecuencia. O para meditar, pensar, crear, fantasear... cientos de escenarios donde la soledad es amigable, sanadora y nos ayuda a mantenernos en equilibrio con nosotros mismos porque, la verdad sea dicha, las amistades a veces nos sobre estimulan. Nos llevan y nos traen por caminos que no deseamos andar. Y además, hablemos claro: hay gente muy intensa que no se detiene frente al discurso "te doy la zurra hasta que te explote la cabeza". Triste pero cierto.

La pandemia cambió un poco la percepción de la soledad. Nos dimos cuenta que algunos amigos -fortuitos o convenientes por lo que sea-  se evaporaron porque fuimos conscientes de no necesitar tanto ruido alrededor. Estar en casa, con la familia, supuso para muchos un nuevo escenario de confort y bienestar con relaciones sociales recortadas pero recogidos por los suyos. A otros, en cambio, se les cayó la casa encima, atrapados en muchos casos sin poder reunirse con la familia dejando en ese encierro cicatrices que ya no logran olvidar. 

En cualquier caso, ¡Ay soledad! qué intrigante e injusta puedes llegar a ser. Con cuánta desmedida te entregas y cuán jorobada puedes llegar a ser. Cuánta gente hay ahí fuera deseando que les quites el ojo de encima. Y tú, erre que erre. 
Y para dar la espalda a las soledades no deseadas, quienes participamos en el reto de Homenajeblog buscamos el encuentro y la amistad haciendo lo que más nos gusta; cocinar y compartir lo que preparamos no solo con nuestras familias sino también todo el que quiera apuntarse a pasar un ratico en buena compañía. Cada mes nos colamos en cocinas ajenas y homenajeamos al anfitrión cocinado alguna de sus recetas. 

Este mes, es el turno de Gloria,  de Comidería y postrería, un blog que apenas conocía así que ha sido un gustazo conocer un nuevo rincón de esta bloglosfera tan enorme. Me encapriché de estas bambas de nata que era uno de mis dulces favoritos. Con su propia historia: la tienda de bicicletas de mi abuelo daba con una pastelería donde hacían las mejores bambas del mundo... o eso nos lo parecía, porque nos invitaba el abuelo Satur y eso era algo grande. Nos colaba por la trastienda, nos comían a besos contando lo mayores y guapos que nos estábamos haciendo y nos daban la bamba envuelta en mil servilletas, como si así se conjugara más y mejor el cariño que estos bollos rebosaban. Si es que todo tiene su cosilla, ¿verdad? 



Para 7 bollitos de 80gr.
Prefermento:
  • 65gr. de harina de fuerza
  • 40gr. de agua
  • 1 sobre de levadura seca para pan
Ingredientes:
  • el prefermento
  • 200gr. de harina de fuerza
  • 50gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 65gr. de leche
  • 40gr. de mantequilla blanda
  • Huevo batido mezclado con leche para pincelar
Para rellenar:
  • 250ml. de nata líquida
  • 3 cdas. rasas de azúcar
  • 2 cdas. rasas de queso mascarpone
  • opcional: un poco de vainilla
Notas:
  • Necesité un poco más agua para el prefermento porque no me absorbía toda la harina. Lo que le puse de más en agua (10gr.) se lo quité luego de leche.
  • La receta original mezcla harina de fuerza con harina repostera. Yo prefiero usar de fuerza.
  • He suprimido 1/2 cucharadita de miel porque me parecía ya suficiente dulce.
  • No soy nada fan de los estabilizadores al hacer nata montada y si no le pones se va a salir por todos lados a cada mordisco. Mi truco es ponerle mascarpone que le da firmeza y encima suavizar el sabor. Por cierto, la nata montada me encanta con un poco de vainilla.

Preparación:
  1. Una o dos horas antes, mezclamos los ingredientes del prefermento para que le de tiempo a activarse a la levadura.
  2. En un bol, pon el prefermento y todos los ingredientes para hacer la masa menos la mantequilla. Amasamos ( a mano, con varillas eléctricas o amasadora) y cuando haya ligado la masa, dejamos que descanse 5 minutos. Mientras recogemos.
  3. Vamos añadiendo la mantequilla y amasamos hasta que la masa este bien desarrollada y se despegue delas pareces del bol a pesar de que la masa esté pegajosa. Si no se despega, añade poco a poco algo más de harina. Dejamos levar 2 horas.
  4. Dividimos la masa en porciones de 80gr. (7 bollitos) y formamos bolitas. Si la masa se pega a la encimera, pon un poquito de harina por encima. Coloca las bolas sobre la placa de horno con papel de hornear. Pincela con huevo y leche y deja que leve de nuevo media hora
  5. Precalienta el horno a 170-180ºC. Mucho calor podría hacer que estallasen las bambas. Vuelve a pincelar los bollos y los horneas hasta que tengan y color bonito por encima. Deja que enfríen por completo.
  6. Para el relleno: monta la nata con el azúcar y la vainilla. Añade después el mascarpone. 
  7. Rellena cada bamba con ayuda de una manga pastelera o una cuchara. Espolvorea azúcar glas por encima.

Bauernkrapfen, el papá del donut

febrero 13, 2024
Ethan, un simpático pequeñajo australiano de tres años, se quedó atrapado en una máquina de peluches de Hello Kitty en un centro comercial. El vídeo de su rescate me pareció de lo más entrañable: daba saltitos sobre los muñecos requete contento y antes de romper el policía el cristal, cuando le indicaban que se fuera a esquina contraría -cosa que no terminaba de pillar- fue el papá quien le dio los comandos claves: "Ethan, vete a la esquina donde está mamá y tápate los ojos". Y todo obediente cumplió con su misión y el cautivo fue liberado sin problema alguno.

En ese momento pensé: qué bonito sería un mundo donde la policía solo debiera intervenir para rescatar niños aventureros en escaparates de jugueterías, gatos en los tejados o impedir que un conejo glotón se zampe las lechugas de un huerto. En fin, esas fantasías tan naif me duran poco. A la que leía los comentarios, como siempre, había los que criticaban a los padres por no estar atentos y los que reconocían que no hay nada más fácil que un peque te la lie parda en tres segundos. 

Yo soy del equipo B porque mi hijo mayor necesitaba segundo y medio para meterse en líos. Delante de mí o de cualquiera porque era más rápido que Speedy Gonzales -o eso decía mi padre-. Hay críos que son así, inquietos y rebeldes; una rebeldía -por cierto- sana y feliz que la gente del equipo A, además de criticar a los padres, también suelen ensañarse con los chiquillos acusándoles de ser "malos" "latosos" o "maleducados". 
Y lo mismo, si los criticones se hubieran fijado un poquito más, habrían visto a un matrimonio joven con 3 ó 4 chicos, uno de ellos un recién nacido en brazos de la mamá, haciendo la compra con ellos porque saben que es más seguro llevarlos consigo que dejarlos solos en casa. También me llamó la atención que ningún amante del critiqueo planteara queja alguna sobre la necesidad de que estas maquinitas que viven del negocio de cazar a los críos, no sean más seguras  y fiables ante aventureros como Ethan. 

Es cierto que hay niños maleducados por el mundo pero no es la norma. También es cierto que hay padres muy pasotas, más de los que debería haber, pero es injusto cuando de forma instintiva lo primero que se nos ocurre es criticar sin tener ni idea del contexto o de la situación. 

Mira, recuerdo en una terraza en Almería, un verano cuando Lucas aún no había cumplido los dos años, a la que seguía a un pajarillo -o cualquier musaraña- se cayó al suelo y se raspó la rodillita. Había una mesa con 4 amigas entradas en la cuarentena -no eran crías con falta de mundo- y una empezó a relatar, en voz alta para que a nadie se nos pasara desapercibido, el terrible error que yo estaba cometiendo: "¿veis? ya va la mamá a sobreprotegerlo y así no maduran nunca". 

Como explicar a una señora que ni siquiera esperó a ver el final de mi actuación, que lo que está mamá hizo fue atender a su hijo -porque si yo me caigo, también espero que me atiendan- preguntarle si se había hecho daño, mirar su rodilla y ofrecerle un poquito de agua fresca para calmar el picor. Mi hijo lo aceptó y siguió en su afán de buscar pajaritos y bichillos tan feliz. Cómo explicar que atender no es sobreproteger, que el mimo y el cariño no es malcriar y que el proceso de maduración de un niño depende de muchos factores -como la disciplina y las rutinas- pero que nada tienen que ver con las demostraciones de amor y ternura.  
Estos Bauernkrapfen (los krapfen de granjeros) son los papás del donut. Para evitar que la masa se quedara cruda en medio, se les estiraba bien por el centro antes de freírlos. Se aprovechaba el agujerito para ponerles mermeladas o no, que hay quién los prefiere a palo seco. 

Con las grandes migraciones de centroeuropeos a Estados Unidos, se llevaron la receta y llegó un momento en el que a alguien se le ocurrió simplificar el bollo haciendo el agujero y así dejarse de gaitas. A mí personalmente me gustan tooodos pero los clásicos, con mermelada casera del sabor que sea - o de lo que me quede en la despensa- me chiflan y reconozco que sería capaz de zamparme uno tras otro hasta reventar así que es mejor no hacer tandas muy grandes para evitar la glotonería.
Ingredientes:
  • 300gr. de harina repostera
  • 60gr. de azúcar
  • 1 sobre de levadura seca para pan
  • 40gr. de mantequilla derretida
  • 1 huevo (originalmente, son yemas)
  •  1 una pizca de sal
  • ralladura de limón
  • Un taponcito de ron
  • Vainilla
  • 150ml. de leche templada
  • Aceite para freír
  • azúcar glas y mermelada a tu gusto

Preparación:
  1. Pon todos los ingredientes en un bol y amasa unos 5 minutos con ayuda de un procesador o varillas eléctricas. Cuando la masa esté elástica y se despegue de las paredes del bol, deja que repose 2 horas
  2. Separa en 12 la masa, las amasas un poquito y formas bolitas que dejarás descansar de nuevo media hora.
  3. Para formar los Krapfen, aplastas un poco con la palma de la mano cada bola y en el centro aplastas por ejemplo, con el culo de un vaso. 
  4. Fríe los Krapfen en abundante aceite caliente pero a fuego medio -yo lo pongo al 6,5- y dejas que escurran sobre papel absorbente de cocina.
  5. Espolvorea con azúcar glas y corona con una cucharadita de mermelada a tu gusto.

Tutorial para hacer pizza

febrero 09, 2024
Pues hoy es el día mundial de la pizza y no hay mejor momento que éste para traer al blog -por fin- un tutorial como está mandado con todo lo que tienes que saber para hacer pizzas en casa como un profi.

Si nunca has hecho pizza, no te agobies y lee el manual solo por encima; lo importante es que te quedes con los "nunca hagas". Ya sabrás sacarle jugo al resto para cuando cojas algo de experiencia. Porque, claro, si ya has hecho pizzas de vez en cuando, seguro que vas a identificar algún que otro error de los que todos hemos cometido por falta de experiencia o por falsos mitos sobre el tema. Y si eres un experto y encuentras algún falso testimonio en mi exposición, no te vayas sin dejármelo saber en los comentarios y con mucho gusto lo analizamos. Sobra decir, que para cualquier duda de cualquier índole, déjame un comentario y lo aclaramos.

Para hacer este tutorial no me he documentado en ningún libro ya que es el resultado de lo que he ido aprendiendo con los años, de mis propios errores y de vídeos de pizzeros que con tanta generosidad nos han ido dejado cursos gratuitos en youtube maravillosos. Así que no esperes un tutorial profesional porque no lo es. Este es mi cuaderno de bitácora donde recojo mi saber desde un punto de vista casero, amateur y sobre todo muy práctico porque ya sabes que lo mío son los guisos y dar de comer: con mucho cariño y dedicación porque es algo que me chifla.
Antes de comenzar, decir que para este tutorial he hecho dos tipos de pizza que detallaré en la preparación al final del post. Una -la de arriba- es una napolitana de salami con autolisis de 6 horas, levado de 2 horas y guardada en la nevera hasta el día siguiente. La de abajo, es una pizza como nos gusta en casa, con molde, más gordita y más llena de cositas. La he elaborado, como casi siempre hago, en el tiempo más corto con los tres 5 y un levado de 2 horas.

Cosas que hay que saber:

  1. Sobre la harina: tiene que ser harina de fuerza, es decir, panadera. Si puedes usar una especial para pizzas (con semolina) pues mejor. Si no, una apropiada para hacer pan. En general, soy muy fan de comprar harinas de calidad. Nuestra salud lo agradece. Y por cierto, no estamos haciendo un bizcocho así que no hace falta que la tamices.
  2. Sobre la sal y el aceite: son dos ingredientes que entorpecen el levado por lo que los añado un poquito después. De hecho, el aceite solo lo incorporo al final para manejar el formado porque para el levado no hace falta en absoluto. Si pones aceite en la formación de la masa, vas a conseguir que la pizza quede más dura en plan coca o empanada.
  3. ¿Miel o azúcar?: ninguno. No aporta nada de valor y no deja de ser un ingrediente malo para la salud y los dientes. Mejor nada.
  4. ¿Prefermento?: En mi opinión, no es necesario. No he notado diferencia alguna con o sin. Así que simplifico el proceso y tiro a lo práctico.
  5. ¿Levadura madre, fresca o seca?: el uso de levadura madre casera es más una cultura panarra que un aporte práctico a la hora de hacer pizza en casa. Yo personalmente, hace mil años que no la hago. Sale cara porque cada vez que descarto y la vuelvo a alimentar, se zampa mis mejores harinas. Además, aquí en los Alpes, donde vivo, tarda mucho en activarse. Es un proceso lento y caro que no me compensa. Fresca o seca  da exactamente igual. En ambos casos, la tienes que desleír en agua antes de añadirla a la masa. Lo que jamás debes usar son polvos químicos de hornear tipo royal. 
  6. Hidratación: seguro que has visto miles de vídeos tratando este tema pero lo cierto es que si no nos salimos de la "regla" todo irá bien. Ésta sería que para 1 kilo de harina necesitamos 700ml. de agua. Un poco menos si la queremos muy fina (tipo pizza romana) y si vas a hacer autolisis puedes hidratarla con un poquito más de agua. ¿Agua fría o templada? Los que vivimos en sitios de frío, el agua del grifo nos sale helada así que si vamos a hacer un levado estándar de dos horas, con el agua templada (que no caliente) lo conseguimos mejor. Para hacer autolisis tiro de agua a temperatura ambiente. Lo que nunca jamás se puede usar es agua caliente porque nos corrompe el fermentado.

Hablemos de los tiempos:

  1. Los tres 5: Al empezar a amasar, te recomiendo que hagas tres descansos cortos; el primero, cuando mezcles los ingredientes, espera 5 min. (aprovecha y recoges) para darle tiempo a la harina a absorber los líquidos. Después, amasas otros 5 min. Añades la sal y vuelves a amasar otros 5 hasta que el gluten se ha desarrollado y la masa está suave y manejable. Ya no se pega y se manipula muy bien con las manos.
  2. Autolisis: si tienes tiempo y quieres una masa con muchas pompitas de aire, lo mismo te interesa probar esta técnica: Lo que vamos a hacer es mezclar el harina y el agua (reservando unos 50gr. de agua para añadir después) y vamos a dejar que trabaje sola unas 4-6 horas a temperatura ambiente y en un recipiente cerrado para que no se nos reseque. Después, desliga la levadura en el agua que habíamos separado y lo añades sin dejar de amasar hasta que lo absorba por completo. Añades la sal, amasas unos 5 minutos más y levas con normalidad la masa.
  3. Tiempo de levado: normalmente, hablamos siempre de dejar que doble su tamaño. Para esto se necesitan de 90 min. a dos horas como mínimo. Ahora se han puesto de moda los levados de 24 hasta 48 horas. Yo voy a lo práctico, a lo fácil y que salga rico. El gran descanso, lo hago normalmente de 90 minutos (una hora y media). Pasado ese tiempo, divido la masa en bolas (manipulando lo menos posible) y dejo que descanse la media hora que le falta o incluso un poco más. A veces, si hay prisas, puedes recortar media hora a este proceso pero ojo que el fracaso en las masas levadas suelen estar causado por la impaciencia. 
  4. ¿Guardar la masa en el refrigerador?: claro que sí. Una vez levada la masa, la puedes guardar hasta 48 horas y vas sacando según te haga falta.

Sobre el amasado y el formado:

  1. Lo importante es ese primer amasado del principio hagas o no la autolisis. Después de levar, ya no vamos a manipular casi la masa, solo lo estrictamente necesario para no desgasificarla. 
  2. Se puede amasar con un procesador de alimentos (robot, panificadora, varillas eléctricas) o a mano que es como yo lo prefiero. Si haces autolisis, el amasado a mano se alarga un poco así que te recomiendo usar un procesador o varillas.
  3. Para dar la forma a la pizza, no uses nunca rodillo. Vas dándole forma con las palmas de los dedos evitando hincarlos en la superficie salvo que quieras hacer una focaccia.

Tamaños, proporciones y grosor:

  1. Si deseas hacer pizza lo más ortodoxa posible, consulta en Google la diferencia entre pizza romana, napolitana o siciliana. Aunque mi recomendación es que la hagas al gusto de tu gente.
  2. Para 500gr. de harina, vas a obtener masa suficiente para hacer tres pizzas individuales de 275 a 280gr. o dos más grandes de unos 410 a 420gr. más o menos. Para tres comensales, perfecto. Para cuatro, se queda un poco corta.
  3. Si necesitas más cantidad, solo tienes que doblar las cantidades de los ingredientes. 
  4. Yo he usado esta vez (mira las fotos de la pizza sin bordes), dos moldes de 30cm. para pizza. Cada una, ha pesado 412gr. Al ser más gruesa la base, he podido ponerle bien de cosas encima y un extra de mozzarella, pero si las hubiera hecho más finas en la bandeja del horno (unos 35cm.) en este caso, hay que ser más moderado con la cantidad de ingredientes y de salsa de tomate. 
  5. A nosotros nos gusta sin borde, con los ingredientes por todo el diámetro así que mientras la extiendo con las palmas de las manos, lo hago también por todo el borde. 
  6. Para la otra pizza (la napolitana de salami de la foto) me han salido tres pizzas individuales de 278gr. que también he extendido con las palmas de las manos pero dejando el borde sin tocar para tenerlo panosos e hinchadito.

Sobre los ingredientes:

  1. La salsa de tomate, en pizzas de poco grosor, muy muy extendida. En las más gruesas, puedes poner un poquito más. Lo mismo con el resto de ingredientes: más moderado en finas y algo más contundente en las más gruesas.
  2. Si las haces de atún o de anchoas, no hornees estos ingredientes y los añades al final, una vez que saquemos del horno nuestra pizza. Lo mismo ocurre con el prosciutto de parma, la burrata o la ruccola.
  3. Si usas gambas, pollo o carne picada, deberás cocinarlos antes.
  4. La manera de rellenar sería: primero la capa de salsa de tomate, orégano, el queso y luego los ingredientes que desees. Si le quieres poner un extra de mozzarella, añade los trocitos mezclados con los ingredientes de tu pizza (ni debajo, ni encima).

Sobre el horneado:

  1. Mi horno usa 220ºC con aire, en la repisa más baja y salen fenomenal. Ya sabes que cada horno es un mundo. Prueba a ver qué tal como te recomiendo. Si tu horno tiende a perder calor, ponle más temperatura. Hay quién recomienda que le des calor a tope.
  2. Recuerda que nunca se mete la pizza en el horno frío. Tiene que estar bien caliente.
  3. La bandeja (o placa o el molde) con la pizza mejor en la parte baja para garantizar que se nos cuece bien la masa sin que se quemen los ingredientes. Nunca la poses directamente en el suelo del horno.
  4. Lo ideal sería que la bandeja o la placa ya hubiera cogido calor dentro del horno y meter la pizza con ayuda de una pala pero eso no siempre se puede (yo no tengo pala, por ejemplo) así que se tira con lo que se tiene.
  5.  Existen unas piedras para horno que cogen mucho calor y se supone que salen mejor horneadas pero con la mía no he notado diferencia, salvo que necesito precalentar la piedra con el horno a tope bastante tiempo y no están los tiempos para malgastar energía. Oigo expertos que dicen que se puede posar la piedra sobre el suelo del horno directamente pero los fabricantes, ni de la piedra ni del horno, lo recomiendan. 


Ingredientes:
  • 500gr. de harina para pan
  • 340-350ml. de agua
  • 1 sobre de levadura seca para pan
  • 11gr. de sal
  • algo de harina y un chorrito de aceite para trabajar la pizza

Preparación pizza de molde (con los tres 5)
  1. En un bol, mezcla el harina con el agua donde habrás disuelto la levadura. Cuando tengas la masa bien reunida, deja que descanse 5 minutos.
  2. Vuelve a amasar otros 5 minutos (evita enharinarla ) y le añades la sal. Amasa otros 5 minutos. La masa se irá desprendiendo de la encimera y ya casi no se pegará. Estará lisa y domable. Deja que leve 90min. en un recipiente con tapa o con film de plástico para que no se seque.
  3. Pasado este tiempo, corta la masa en dos partes iguales, haz una bola con cada parte y deja de nuevo que leven 30 minutos. En total, son dos horas de levado.
  4. Rellena cada molde (de unos 30 cm.) previamente enharinado y lo cubre presionando con las palmas de las manos, no con los dedos.
  5. Precalienta el horno a 220ºC con aire o 240ºC sin. Procede a rellenarla como ya te explicado anteriormente en el apartado "Sobre los ingredientes".


Preparación pizza napolitana (con autolisis)
  1. En un bol, mezcla el harina con 300ml. de agua, guardando unos 50ml. para mezclar después con la levadura. Deja que descanse la masa de 4 a 6 horas.
  2. Pasado ese tiempo y con ayuda de unas varillas eléctricas o una amasadora, vamos a integrar la levadura que habremos disuelto en el agua que teníamos reservada. Amasamos unos 5 minutos a velocidad media.
  3. Añadimos la sal y amasamos otros 5 minutos. 
  4. Dejamos que la masa leve hasta doblar su tamaño (unas 2 horas).
  5. Cortamos la masa en las porciones deseadas (3 de 280gr.) y hacemos una bola con cada porción. Dejamos que repose unos 10-15min. para que coja más elasticidad.
  6. En la encimera algo enharinada, le damos forma aplastando y estirando la masa con las palmas de las manos siempre en dirección a los bordes y no al centro para que no se nos quede muy fina en el centro.
  7. Precalienta el horno a 220ºC con aire o 240ºC sin. Procede a rellenarla como ya te explicado anteriormente en el apartado "Sobre los ingredientes".

Garbanzos con setas

febrero 02, 2024
Hoy voy a contarte una historia muy pero que muy turbia y chungaza donde las haya. Y mira que es la pura verdad porque no voy a exagerar nada para que parezca más grotesca y peliculera. Allá voy:

Hace unos meses, leyendo un libro de misterio, uno de los personajes -un alemán- tenía una cicatriz en la cara y el detective dedujo que había sido un nazi que había pertenecido a alguna hermandad de estudiantes. Me llamó la atención porque vivo en una ciudad llena de fraternidades donde cada miércoles, sus devotos se visten con un traje y gorrita de estudiantes del S.XIX y se pasean tan orgullosos por todo el centro. Le pregunté al Günter y con una media sonrisa burlona, me dice: "pues claro, ya te conté la historia cuando llegamos, lo de los duelos, ¿te acuerdas?

A ver, yo recordaba una historia de no sé qué duelos con sables -que además se hace en un evento concreto al comenzar cada otoño la universidad sus clases- que lo interpreté como una pantomima más como tantas otras: saltar sobre la fuente de Santa Bárbara cuando se licencian y alquilar una carreta de caballos llena de barriles de cerveza o cosas por el estilo en plan rituales para novatos. Pero por el amor hermoso, nada sabía yo del Schmiss y del Mensur.
Durante siglos -en Alemania, Austria y Suiza mayormente- han existido fraternidades de estudiantes donde se juntaban los cachorros de las clases más selectas e influyentes. A ellas, no podía acceder cualquiera. Pertenecer a una hermandad era algo muy selecto y para toda la vida. Al principio, había duelos como en todos lados pero ya se sabe que los duelistas eran perseguidos. 

En cambio, en las fraternidades los duelistas no pretendían darse muerte por sentir su honor agraviado. Qué va, se batían para darse tajos, para demostrar que no se inmutaban ante el dolor ni retrocedían ante las heridas por muy graves que fueran. Cuando uno de ellos era herido, se le atendía, se le ponía algún punto -cuantos menos mejor porque el que tuviera más, perdía- y hala, a seguir dándose sablazos. Y el que ganaba el Mensur, el que sobrevivía a las infecciones y los tajos, ese se convertía en un símbolo para la hermanad. Esas cicatrices -Schmiss- se hacían en la cara para poder lucirlas públicamente y cuanto más grandes y feas, pues mucho mejor.

Hoy los duelos se hacen con muchas protecciones para que los cortes se den solo en la cara sin sacarse los ojos, cortar narices o tajar cuellos como pasaba antiguamente. Y se siguen haciendo a día de hoy entre fraternidades; unas contra otras, a ver quién tiene más huevos.

De hecho, cuando llegan los de primer año, se les intenta reclutar: cervezas gratis, fiestas, chicas, buenos trabajos al licenciarte, residencias de estudiantes baraticas... y todos ellos -varones, claro- preguntan: "Y lo del Mensur ¿es obligatorio?" "Pues sí, lo es" "Y ¿si yo no quiero ser duelista?" "Pues hay que serlo" "pues entonces, nada". "Pues nada".

Y ahora que lo sé, ya he visto a más de un cara-tajada.


Ingredientes:
  • 600-700gr. de garbanzos cocidos
  • 2 patatas medianas cortadas en cubitos pequeños
  • 300gr. de setas 
  • 100gr. de bacon o panceta en tiras
  • 3-4 cdas. de salsa de tomate
  • 1 litro de caldo de verduras
  • 1 cebolla mediana, 1 rebanada de pan y 1-2 ajos para el sofrito
  • hierbas a tu gusto

Preparación:
  1. Saltea con un poquito de aceite de oliva, las setas y el bacon ambos cortados. Reserva.
  2. Para el sofrito: saltea ahora (también con un poco de aceite) el pan, la cebolla y el ajo. Lo pasas por la trituradora con un poquito de agua y lo reservas.
  3. En la misma sartén, pon los garbanzos y las patatas a cocer con el caldo y la salsa de tomate.
  4. Cuando las patatas están tiernas añade el sofrito, deja que espese unos 5 minutos. Añades las setas, el bacon y espolvoreas un poco de hierbas frescas a tu gusto



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